Ha insistido en que los ciudadanos merecen tener libertad en el uso que hacen de la informática, pero son «sometidos a empresas o estados», por lo que ha apostado por defender los derechos humanos ante esas tendencias.
El «malévolo» Windows
Esta libertad empieza dentro del ordenador de cada usuario, ha recalcado Stallman, quien cree que se deben instalar solo programas de software libre y evitar sistemas «malévolos» como Windows.
Este pionero, quien fundó en 1983 el movimiento a favor del software libre, ha recalcado que esa libertad va más allá del ordenador porque se acumula mucha información sobre el usuario a través de los historiales.
Por ello, ha apostado por legislar cambios en los sistemas informáticos para que no recojan esa información de los historiales.
Ha asegurado que no tiene teléfono móvil porque no quiere decirle al «Gran Hermano» dónde está en cada momento, y ha indicado que las cámaras instaladas en las calles deberían ser «ilegales» porque suponen «la herramienta ideal para que el Estado ejerza la represión».
Sin Facebook
Tampoco es usuario de la red social Facebook, ya que utiliza su propia página web para publicar sus contenidos, dado que la masiva red social es empresa «malévola» que «espía» a sus usuarios y después vende esos datos a otras firmas.
Para Stallman, el voto electrónico supone «otra amenaza», dado que no se puede confiar en una computadora para contar los votos y la posibilidad de realizar un «fraude» es más fácil que en papel.
En su opinión, todas las actividades informáticas que se desarrollan en la escuela desde la etapa de Infantil deberían enseñarse a través de software libre, ya que utilizar el software privativo supone «sembrar dependencia» hacia la empresa o el dueño de la compañía que ha desarrollado un determinado programa.
Además, «el software privativo es un enemigo del espíritu de la educación porque no se puede saber cómo funciona ese programa, es secreto», ha agregado.
También ha lamentado que se haya «insultado» y llamado «piratas» a personas que comparten programas con otros e, incluso, en Japón se llegó a condenar a dos años de cárcel a una persona que bajó de internet una copia no autorizada.