Por: José Mendiola
Linus Torvalds, creador de Linux
En cualquier debate o artículo sobre las carencias o problemas de Windows o bien OSX, es cuestión de tiempo, pero les aseguro que no faltará un usuario de Linux proponiendo esta plataforma como solución a todos los males. Publicado el comentario también es fácil el cruce acusaciones: “qué pesados los de Linux, si es tan bueno ¿por qué no lo usa todo el mundo?”, criticarán muchos.
Lo cierto es que esta plataforma gratuita sigue escribiendo su propio destino y muy lejos de los grandes números: se estima que la base de ordenadores utilizando este sistema operativo apenas supera el 1% mundial, frente a los apabullante registros de Windows, y la reducida pero sólida base instalada de Macs en el globo.
Sin embargo, la plataforma creada por el finlandés Linus Torvalds está más presente entre nosotros de lo que pensamos: Android, el sistema operativo líder mundial indiscutible, se basa en este sistema operativo y nadie puede poner en tela de juicio su éxito. Entonces… ¿es de uso masivo o no?
Nos adentramos en el terreno del marketing y de los intereses corporativos. Linux, como tal, no cuenta con un coloso detrás que le ponga nombre comercial a la plataforma, y mucho menos un precio, ya que su espíritu es libre, y por lo tanto gratuito. Es sin duda uno de sus puntos más fuertes: la comunidad contribuye de forma altruista a su evolución y desarrollo, pero por otro lado, esta fortaleza se convierte en debilidad puesto que en este ejército de Pancho Villa no hay un impulsor claro que marque las directrices de futuro de la plataforma.
‘No hay campañas de marketing, ni departamentos comerciales, ni grandes inversiones en publicidad, ya que no hay beneficio por su venta al ser libre’
Y es en este punto donde comenzamos a entender por qué el usuario medio ni se plantea utilizar Linux en el ordenador de su casa, pese a ser gratuito, sólido y posiblemente el más eficiente en la gestión de recursos. “A diferencia de otras plataformas, Linux para el usuario genérico, el ciudadano, no es comercializado por ninguna gran empresa, no hay campañas de marketing, no hay departamentos comerciales con abultados presupuestos de Linux, ni grandes inversiones en publicidad, ya que no hay beneficio por la venta del mismo al ser libre”, explica a Teknautas Manuel Velardo, máximo responsable de CENATIC, el centro nacional de referencia del software libre.
Un buen producto sin apoyos de los grandes
Velardo nos da las claves sobre por qué Linux no entra dentro de las quinielas del español de a pie cuando va a comprarse un ordenador. “Incluso te costará encontrar en las tiendas ordenadores con Linux”, aclara amargamente el directivo.
Este sistema operativo se enriquece con las contribuciones de millones de usuarios repartidos por todo el globo, pero al no haber un interés comercial, tampoco existe una cabeza pensante que ponga orden y dé nombre y etiqueta al producto. Porque lo primero que hay que aclarar es que uno no se descarga Linux tal cual: hablamos de distribuciones. Velardo explica el proceso al que se debe enfrentar quien quiera comprar un ordenador con la plataforma: “primero, debe localizar la distribución que le conviene más, bajársela de internet, encontrar un ordenador compatible UEFI Secure Boot y prepararlo para instalar Linux”, y finalmente instalarlo. Piense ahora en su padre, hermano o amigo que las pasa canutas para simplemente actualizar su versión de Windows.
Empezamos a comprender por qué este sistema operativo gratuito y tan bueno no es mainstream: hay que tener una base sólida de conocimiento para lanzarse a la aventura, y desde luego, que nadie piense que podrá acercarse a una gran superficie y salir con un portátil Linux bajo el brazo sin más. El asunto tiene su lógica: al no haber interés comercial por parte de ninguna empresa que lo impulse, no se concretan las distribuciones en productos comercializables, y eso ya supone una barrera de entrada infranqueable para el gran público, salvo que sea experto en la materia o aficionado al cacharreo informático.
Sin embargo, Velardo explica que en el Linux profesional la situación es bien diferente, “hay cientos de equipos, coches, routers, móviles, decodificadores” que usan el sistema operativo”, precisamente porque hay unas manos expertas detrás que saben bien qué distribución es la adecuada para cada uso.
Pero volvamos al usuario doméstico ¿por qué consideran los fans de la plataforma que es superior al resto? Lo podemos resumirlo a trazo grueso en dos respuestas: libertad y eficiencia en consumo de recursos. La primera, es evidente (aunque posiblemente no para el usuario medio): uno escoge la distribución que mejor le vaya, y no depende de las directrices de los grandes, que van destilando versiones y actualizaciones a su criterio. La segunda es todavía más fácil de comprender: un sistema operativo sólido y que aguanta el paso de los años sin influir prácticamente en el rendimiento del sistema.
¿Aplicaciones? Muchas. “Existe una gran cantidad de software en Linux, que en muchos casos es tan bueno o mejor que aplicaciones comparables en Windows o OS X”, explica José Andrade, fundador de Engadget en español y apasionado de la plataforma. Bueno, bonito y gratuito, pero muy lejano del gran público ¿un drama? Parece que sí: “La historia de la tecnología está llena de grandes joyas que no se conocían o que incluso siendo mejores no encuentran un modelo comercial apropiado y por tanto, no llega al mainstream”, concluye Manuel Velardo.