Por: Eneko Ruiz Jiménez
Las jornadas especializadas detallan, entre otros proyectos municipales, la reconversión con la que la ciudad ahorró 11 millones de euros
Las comunicaciones libres en San Sebastián
A una escala mucho más pequeña, Ibon Cipitria, técnico del Ayuntamiento de San Sebastián, ha querido explicar las posibilidades que ha dado a las telecomunicaciones institucionales la reconversión al software libre de los teléfonos y centralitas del Consistorio donostiarra, mediante el sistema Asterisk.
San Sebastián se encarga de dar servicio telefónico a más de 1.500 trabajadores, pero, previa entrada de esta migración, su conexión estaba limitada. La solución telefónica de Ericsson solo tenía red en cinco o seis edificios, la mitad de la plantilla, y el resto se mantenía disperso, sin un control unificado de, por ejemplo, la red de 24 centralitas de servicios públicos, policías o turismo (con 1.082 llamadas registradas). Mediante la nueva red, que no ha eliminado la antigua, han logrado tener un servicio conectado, un listín corporativo e integrado y acorde a la red informática ya unificada.
A través de este nuevo sistema, además, han logrado
una plataforma que lleva un control mucho más fiable de las estadísticas tanto del trabajador como del usuario. Aparece en las tablas cuántas llamadas ha cogido cada operador, las preferencias del usuario, quiénes se mantienen en la cola, quiénes quieren el servicio en euskera (herramienta que han desarrollado ellos mismos adaptando la tecnología libre) y una estadística de los clientes. Los teléfonos, además, no tienen coste de licencia, solo de extensió. Pueden ser conectados a la red con softphones, sin necesidad de mantener el aparato. «El cambio es, aun así, lento, y muchos son reacios al cambio», ha explicado Cipitria.
«El objetivo era hacernos más independientes en cuanto a grandes compañías y promocionar las pequeñas y medianas empresas». Hoffman dirigió el proyecto con el que la tercera ciudad de Alemania y su centro tecnológico migró 15.000 de sus más de 18.000 ordenadores en la administración del clásico Microsoft a Limux, sistema basado en tecnología libre de Linux que se utilizó en este caso. Se ahorraban el coste de las licencias y aplicaciones de las multinacionales extranjeras, de cuyas decisiones y cambios ya no dependen, y el dinero revertía también a nivel local. Los cálculos municipales apuntaros que los 22 millones de euros que se gastaron en programación del sistema hubieran sido de 34 millones con la marca estadounidense, que les ofertó promociones para evitar que migraran. «El presupuesto se pudo centrar mucho más en la formación del personal».
«No era solo lo económico, sino que dio un vuelco a la comunicación entre personas, cambió cómo trabajaban, cómo se relacionaban con los usuarios, sus herramientas y la jerarquía interna. Todos aprenden desde el principio a cómo utilizarlo y se imparten talleres», ha explicado Hoffman sobre este proceso que comenzó en 2003 y terminó el año pasado. En los locales públicos de Múnich ya nadie utiliza Microsoft Office, por ejemplo, sino que se han adaptado a un sistema de OpenOffice personalizado para sus necesidades. Reciben estadísticas más fiables y todos sus programas están abiertos al público, lo que hace más sencilla la detección de errores. Gestaron, además, la aplicación Wollmux, una herramienta propia para crear plantillas y formularios siempre bajo sus parámetros y especificidades, salvando y agilizando asuntos burocráticos.
La experiencia se revolvió en tres partes: cambiar el sistema operativo, la solución ofimática, y la solución del negocio. «Nos decían que podríamos haberlo hecho en un año, pero ¿cuánto tarda una empresa o un usuario en simplemente cambiar de Windows XP a Windows 8? Y es una misma compañía». Hoffman ha subrayado que el proceso fue «lento», dado que el organismo, con más de 15 ramificaciones y 33.000 empleados, es una institución muy descentralizada.
El director de Limux ha reconocido, aun así, que, con la entrada de un nuevo Ayuntamiento, pactado por socialistas y conservadores, han comenzado a expandirse los rumores de que los ordenadores volverán a surtirse de Microsoft. «Se va a chequear la eficiencia, pero no se va a regresar», ha expuesto queriendo dejar claro que, los dispositivos que todavía necesitaran los programas concretos de Microsoft se quedaron con sus aplicaciones. Ha sido especialmente crítico con un estudio de HP en el que apuntaban que habían perdido 43 millones de euros por la creación de nuevas aplicaciones y ayudas, cuyos gastos ha desmentido repetidamente. «Hay que analizar los estudios, porque hay muchos intereses detrás de los cálculos», ha subrayado.
Hoffman lanzó, además, tres consejos a las empresas y ayuntamientos que se atrevan a migrar a la tecnología libre: «No trates de sustituir todas las aplicaciones en el cliente, tomate el tiempo que necesites y no intentes apagar el 100% de los escritorios con el antiguo programa». El técnico ha apuntado, además, que para llevarlo a cabo de una manera viable se necesita de una buena comunicación, flexibilidad técnica, eficiencia y, sobre todo, apoyo a nivel político, quienes no siempre están dispuestos a hacer ese salto hacia el cambio.