Por: Iñigo Morondo
Los talleres de Bidasoa Innova arrancaron con una tormenta de ideas de negocio. Medio centenar de personas, con perfiles totalmente distintos, colaboró en el diseño de posibles proyectos empresariales
El mundo está cambiando a gran velocidad. La crisis que se ha comido el empleo ha llegado, por otra parte, acompañada de realidades diversas que facilitan como nunca antes el desarrollo de proyectos empresariales. Nuevos conceptos han inundado el entorno del emprendimiento: el software libre, los micromecenazgos masivos por internet, la impresora 3D, la llamada economía colaborativa (el negocio a través de internet basado en la reputación del perfil de usuario)…
En esa línea, más o menos, es en la que quiere trabajar Bidasoa Innova, con una guía para fomentar el impulso emprendedor que arrancó ayer en formato de talleres, alejándose de algunos conceptos más tradicionales. «Hay que seguir apoyando el modelo de negocio tradicional, el que ha venido funcionando en la comarca. Pero no es capaz de absorber las necesidades de empleo que hay ahora mismo y hay que investigar nuevas vías», explicaba Alfonso Gurpegi, de Bidasoa activa. «Ya se están moviendo proyectos de empresa diferentes, en la línea que queremos apoyar».
Se mostraba satisfecho con el resultado de la primera jornada de ayer porque «la convocatoria ha sido un éxito: cincuenta es un muy buen número de participantes y, además, era gente de perfil heterogéneo, con distinta formación, trayectoria, edad, experiencia de vida… Eso era lo que buscábamos, gente distinta que colaborara para dar respuesta a diversos retos».
Por ahí iban los tiros ayer. Init, la empresa que dinamiza las sesiones de Bidasoa Innova, propuso problemas que se encuadraban en tres áreas: «el movimiento ‘maker’ (que es todo lo relacionado con ese universo de impresoras 3D, software libre y recursos gratuitos que facilita la producción y distribución de productos); la economía colaborativa y el turismo, orientado especialmente al turismo de negocios», explicaba Arantxa Sáez de Ocáriz, de la empresa Init.
Ante los retos propuestos, los asistentes fueron desarrollando ideas divididos en grupos. En cada una de las tres áreas, se seleccionaron cuatro proyectos y todos y cada uno de los presentes tuvo la oportunidad de aportar, matizar o ampliar esos 12 posibles espacios de negocio.
Hasta diciembre
El lunes por la tarde arrancará la siguiente fase de esta experiencia Bidasoa Innova, ocho sesiones más para convertir esas ideas, algunas de ellas al menos, en proyectos empresariales. En este caso, «los talleres serán más reducidos, para unas 20 personas», decía Sáez de Ocáriz. El objetivo es que en el mes de diciembre, «antes de Navidad, podamos explicar públicamente el resultado de todo el proceso en un acto público». Experiencias similares en otras ciudades «han dado buenos resultados. La gente tiene mucho que aportar, la mayoría de las veces, mucho más de lo que las propias personas creen».
Los que ayer participaron en la primera jornada estaban más que satisfechos. Helena, que vive en Irun aunque es rumana de origen, tiene «una empresa de transporte internacional. Pero siempre se puede aprender y hacer más cosas. Por eso he venido». El caso de Aitor es diferente. Estudió Administración de empresas y aunque trabaja en lo suyo desarrolló en su día «una idea de negocio. La avanzamos bastante entre un amigo y yo, pero los dos empezamos a trabajar y se quedó ahí. No renunciamos a ella. Esperamos sacarla adelante algún día» y como su trabajo se lo permitía, acudió a esta jornada «porque me parecía interesante, más con mi formación». Ambos, como el resto de los asistentes cuestionados al respecto, valoraban muy positivamente la experiencia de ayer.